Vivimos en la sociedad de la información, cuyas principales características son, entre otras, la globalización, el capitalismo, el incremento de las desigualdades y los flujos migratorios. En esta era, las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) han experimentado unos avances sustanciales, los cuales han generado múltiples consecuencias en la sociedad actual.
Como todo cambio, este al que nos referimos ha traído consecuencias positivas, pero también negativas. Entre las positivas, destacaríamos que las TICs fomentan el acceso a múltiple información, facilitan la comunicación por encima de barreras espaciales o temporales, democratizan los medios y permiten nuevos avances en todos los ámbitos. En la otra cara de la moneda, podemos citar diferentes aspectos negativos generados por las TICs, como por ejemplo, el que no estén al alcance de cualquiera o la llamada brecha digital, el mal uso que se puede hacer de estas tecnologías, los problemas legales o éticos relacionados con la privacidad de las personas y el control social, o la dependencia excesiva que pueden producir estas nuevas herramientas.
Estas tecnologías han traído un cambio en la forma de entender la alfabetización, puesto que el saber utilizar estas herramientas tiene una importancia mayor en nuestra sociedad actual. Es por ello, que se debe de hablar de la multialfabetización (es decir, no solamente respecto a la lectoescritura, sino también la alfabetización en la dimensión instrumental, cognitiva, comunicativa y axiológica). Todo esto exige una continua actualización de nuestros conocimientos hacia estas tecnologías, para que nos sean útiles en el día a día, también en el trabajo docente.